viernes, 30 de octubre de 2015

Her: Sentimientos reales, realidades virtuales



¿Nacimos los seres humanos para estar solos? ¿Cuán cerca estamos de traspasar la brecha que divide la realidad física de la virtual? ¿Cómo se abordan los comienzos y  rupturas de las relaciones amorosas en una sociedad con la tecnología más avanzada? Estas son las preguntas que el director de cine Spike Jonze plantea e intenta responder en el trascurso de 126 minutos en su obra cinematográfica Her.


Primer plano de la cara de Joaquín Phoenix casi irreconocible –Theodore- caracterizado con bigotes y  lentes  leyendo en voz alta lo que parece ser la dedicatoria a un ser querido, para después mostrar al espectador éso como un mero acto laboral en una empresa que se dedica a hacer cartas personalizadas con tipografía manuscrita.
El protagonista, quien atraviesa una crisis existencial luego de la separación de su esposa Catherine tratará establecer nuevas relaciones románticas (con la ayuda de amigos/colegas) fracasando en sus intentos.
Estrenada en el 2013, Her  nos presenta una realidad que tiene lugar en un futuro cercano indefinido en la ciudad de Los Ángeles con ciertos avances tecnológicos que, hasta el momento, son de ciencia ficción. Uno de estos avances es un sistema operativo de inteligencia artificial capaz de aprender de las experiencias para crecer con la cualidad de la intuición. Este sistema adopta una voz femenina, “Samanta”, Scarlett Johansson (Match Point; Vicky, Cristina, Barcelona; The Avengers) y, eventualmente, desarrollará un romance (pese a  las limitaciones físicas que un sistema operativo posee) con Theodore.
El espectador es introducido en un mundo en el que la fotografía  no abusa del color azul, Hoyte Van Hoytema, el director de fotografía admitió haber hecho esto de manera intencional, para diferenciar a la producción del resto de las películas de realidades distópicas y, también, donde la indumentaria adopta formas propias de principios de siglo XX (como los pantalones de cintura alta para hombres y prendas holgadas para las mujeres).
La banda sonora está compuesta por piezas musicales del grupo de Indie- rock Arcade Fire con la colaboración del compositor y violinista canadiense Owen Pallet. Curiosamente, Jonze, en su versátil carrera como director,  productor y guionista –que incluye títulos como “¿Quieres ser John Malkovich?” y “El ladrón de orquídeas”, así como también el popular show juvenil televisivo “Jackass”- dirigió dos videos musicales de esa banda (y tiene en su carrera la participación como director y productor de varios videoclips de reconocidos artistas  como Björk, The Breeders, Daft Punk y Beastie Boys)
A pesar de generar planteos de carácter filosófico a través de diálogos intensos (en donde la voz de Johansson se roba todo el protagonismo) y de exponer diversas formas de aislamiento, la obra contiene varias escenas cómicas, aunque sutiles.
Con Joaquín Phoenix poseedor de  una estética que difiere mucho de su trabajo más famoso como el Emperador Cómodo en Gladiador, el film de Radley Scott. Una camaleónica Rooney Mara, a quien conocimos luego de su salto a la fama en la adaptación cinematográfica estadounidense del Best Seller “Los hombres que no amaban a las mujeres”: The girl with the dragon tattoo. Completan el elenco figuras como Amy Adams  (Atrápame si puedes, Encantada, La duda), Olivia Wilde (más conocida por su labor en la pantalla chica en la serie Dr. House), Portia Doubleday (Carrie, Youth in Revolt) y Chris Pratt (Guerra de novias, Jurassic World, Guardianes de la galaxia)
Por todo esto, la obra de Jonze ofrece, no sólo una forma diferente de pensar en las tecnologías y su desarrollo técnico/psicológico en un futuro cercano, sino que propone un nuevo punto de partida a la hora de analizar las relaciones sentimentales, el amor romántico y conceptos que atraviesan  a la sociedad occidental como la monogamia y fidelidad hasta hacerlos parecer obsoletos.
Teniendo un guión galardonado tanto es los premios Óscar como los Globos de Oro, una banda sonora que invita a los espectadores a la  reflexión  y personajes con los que identificarse no resulta para nada difícil; Her es , sin duda, una pieza artística digna de apreciar a la hora de pensar el amor en el mundo contemporáneo.

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