¿Nacimos
los seres humanos para estar solos? ¿Cuán cerca estamos de traspasar la brecha
que divide la realidad física de la virtual? ¿Cómo se abordan los comienzos
y rupturas de las relaciones amorosas en
una sociedad con la tecnología más avanzada? Estas son las preguntas que el
director de cine Spike Jonze plantea e intenta responder en el trascurso de 126
minutos en su obra cinematográfica Her.
Primer plano de la cara de Joaquín Phoenix casi
irreconocible –Theodore- caracterizado con bigotes y lentes
leyendo en voz alta lo que parece ser la dedicatoria a un ser querido,
para después mostrar al espectador éso como un mero acto laboral en una empresa
que se dedica a hacer cartas personalizadas con tipografía manuscrita.
El protagonista, quien atraviesa una crisis
existencial luego de la separación de su esposa Catherine tratará establecer
nuevas relaciones románticas (con la ayuda de amigos/colegas) fracasando en sus
intentos.
Estrenada en el 2013, Her nos presenta una realidad que tiene lugar en
un futuro cercano indefinido en la ciudad de Los Ángeles con ciertos avances
tecnológicos que, hasta el momento, son de ciencia ficción. Uno de estos
avances es un sistema operativo de inteligencia artificial capaz de aprender de
las experiencias para crecer con la cualidad de la intuición. Este sistema
adopta una voz femenina, “Samanta”, Scarlett Johansson (Match Point; Vicky,
Cristina, Barcelona; The Avengers) y, eventualmente, desarrollará un romance
(pese a las limitaciones físicas que un
sistema operativo posee) con Theodore.
El espectador es introducido en un mundo en el que
la fotografía no abusa del color azul,
Hoyte Van Hoytema, el director de fotografía admitió haber hecho esto de manera
intencional, para diferenciar a la producción del resto de las películas de
realidades distópicas y, también, donde la indumentaria adopta formas propias
de principios de siglo XX (como los pantalones de cintura alta para hombres y
prendas holgadas para las mujeres).
La banda sonora está compuesta por piezas musicales
del grupo de Indie- rock Arcade Fire con la colaboración del compositor y
violinista canadiense Owen Pallet. Curiosamente, Jonze, en su versátil carrera
como director, productor y guionista
–que incluye títulos como “¿Quieres ser John Malkovich?” y “El ladrón de
orquídeas”, así como también el popular show juvenil televisivo “Jackass”-
dirigió dos videos musicales de esa banda (y tiene en su carrera la participación
como director y productor de varios videoclips de reconocidos artistas como Björk, The Breeders, Daft Punk y Beastie
Boys)
A pesar de generar planteos de carácter filosófico a
través de diálogos intensos (en donde la voz de Johansson se roba todo el
protagonismo) y de exponer diversas formas de aislamiento, la obra contiene
varias escenas cómicas, aunque sutiles.
Con Joaquín Phoenix poseedor de una estética que difiere mucho de su trabajo
más famoso como el Emperador Cómodo en Gladiador, el film de Radley Scott. Una
camaleónica Rooney Mara, a quien conocimos luego de su salto a la fama en la
adaptación cinematográfica estadounidense del Best Seller “Los hombres que no
amaban a las mujeres”: The girl with the dragon tattoo. Completan el elenco
figuras como Amy Adams (Atrápame si
puedes, Encantada, La duda), Olivia Wilde (más conocida por su labor en la
pantalla chica en la serie Dr. House), Portia Doubleday (Carrie, Youth in
Revolt) y Chris Pratt (Guerra de novias, Jurassic World, Guardianes de la galaxia)
Por todo esto, la obra de Jonze ofrece, no sólo una
forma diferente de pensar en las tecnologías y su desarrollo
técnico/psicológico en un futuro cercano, sino que propone un nuevo punto de
partida a la hora de analizar las relaciones sentimentales, el amor romántico y
conceptos que atraviesan a la sociedad
occidental como la monogamia y fidelidad hasta hacerlos parecer obsoletos.
Teniendo un guión galardonado tanto es los premios
Óscar como los Globos de Oro, una banda sonora que invita a los espectadores a
la reflexión y personajes con los que identificarse no
resulta para nada difícil; Her es , sin duda, una pieza artística digna de
apreciar a la hora de pensar el amor en el mundo contemporáneo.
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