jueves, 23 de abril de 2015

La generación de los nostálgicos. Chicxs de los ‘90. Parte I

Chicxs de los 90, ah… ¿te referís a los adultxs tristes?

  Empecemos por el principio, de la mano de nuestra amiga la RAE

El otro día, después de ir a buscar a mi hermano (un millennial, nacido en 2003) al colegio noté algunos detalles que avivaron mis sospechas. Esperando a  que se abra la puerta de entrada,  veo salir a mi hermanito, Maty, con su Smartphone en mano (ese modelo, según él, quedó obsoleto desde hace “como 6 meses”) y decirle a dos o tres amiguitos más “chau chabones”. Admito que, al acercarme a una  secundaria esperaba otro escenario: chicos dándose golpecitos de camaradería, algunos diciendo algún chiste cruel y siendo censurado por una autoridad, no sé… una parejita de prepúberes escapándose de las miradas reprobatorias de los docentes para poder hablar o darse un “piquito”, papeles volando, chicos exclamando “tengo hambre”, “abran la puerta, loco, que me quiero ir”, “dale, que quiero llegar a ver los simpsons”, “son novios, son novios”.


Pero nada de eso pasó. Ninguna de mis expectativas se cumplió. Prometo hacer un post más adelante acerca de los millennials y de la aventura cotidiana de vivir con uno de esos extraños seres. En fin, Maty llega a casa y mientras me fijo qué hay de comer, él se abalanza sobre el sillón prende el Smart tv, y se pone a mensajear por whattsapp y a usar skype desde su celular. Seguramente con esos compañeritos a los que 15 minutos antes había saludado indiferente con su “chau chabón”. En su habitación escasean juguetes, libros y revistas. Sin embargo, él  no está vacío. Me refiero a que, a veces, cuando nos soportamos, podemos tener conversaciones interesantísimas. Claro, el chico va a la pantalla y tiene un youtuber que le explica desde historia medieval hasta cómo hacer la cubierta de una torta.
En fin. Hay días en los que me encuentro diciendo la penosa frase que siempre odié de la boca de los adultos “los chicos de ahora”, dándole un sentido peyorativo al término “de ahora”. Creo que es generacional, idealizar al pasado, como si el ahora fuera algo malo, como se idealiza al primer novio o a las galletitas trakinas (retiro lo dicho, las trakinas eran perfectas, no hay ninguna idealización ahí).
!Oh! Dulce pasado.
 Un viernes a la noche te encontrás en TCM con películas que eran como estrenos en tu niñez. Un domingo a la tarde querés sentarte a ver en la TV (sí, sí, la Smart) un canal de música para distraerte, y casi desistís en el intento cuando en primer lugar te cuesta encender la tele por el decodificador hd (entonces aparece tu millennial bro para ayudarte, y sabés que le debés una y te la va a cobrar), y, cuando por fin pudiste prender y más o menos encontrar de a cientos algún canal de música de los que veías cuando niña te das cuenta que de canal de música les quedó lo “canal” y ahora pasan series de la ABC family , madres adolescentes, dulces 16, o series de la ABC family sobre madres adolescentes en sus dulces 16’s. Vas a la pc y el sistema operativo ahora se parece al de un celular, lo único que querés es un suave inicio, un escritorio virtual limpio y programas de reproducción de video y mp3 ¡pero no! Te tienen que poner un sistema que parece de teléfono móvil y del cual terminás entendiendo cómo usar el 10 % de las funciones, si sos afortunada.
Aun así, como podés, te adaptás, lo hiciste antes. Aprendés a usar las cosas. Migrás de una red social a otra. Vas de MySpace a Fotolog, de Fotolog a Facebook.
 Últimamente incursioné en Tumblr. Ahí encontré a personas que rondan mi edad, la mayoría encima de los 16 años por temas de contenido. Gracias a esta red social descubrí que esta “desubicación” espacio-temporal que siento  no es una mera percepción individual. No tiene mucho que ver, tampoco, con una realidad socio-económica nacional (de más está aclarar que siempre nos atraviesa) pero esto trasciende las fronteras, y abarca, al menos, a la cultura occidental. Si les parece mejor en términos de accesibilidad, la mayor parte de los países considerados como potencias mundiales y las metrópolis de los de economías emergentes. Se trata, entonces, de una transnacionalización de la nostalgia.

Las señales fueron casi imperceptibles, pero suficientes para elaborar una rebuscada teoría acerca de por qué, redepedente, los pequeños grandes o grandes adolescentes como yo, se sienten unidos por un sentimiento de añoranza, idealización u obsesión por todo aquello que los reconecte al período de tiempo en el que transcurrió su niñez, nada más y nada menos que “Los 90”.
Azarosamente llegué hasta una explicación bastante lógica en la red social: 
Gentileza (¿) de usuarios desconocidos de Tumblr

“Una vez leí una publicación que describía a los chicos de los 90 como la generación de la nostalgia, porque hubo un avance tecnológico tan repentino en un período de tiempo tan corto mientras crecíamos que podemos recordar perfectamente poseer tecnología que ahora es obsoleta. Como pasar de tener un teléfono enorme a una pequeña computadora en el bolsillo, que es una gran cosa, y arroja nostalgia sobre nuestra infancia “mucho más simple”, porque el avance tecnológico tan repentino hace que parezca que hubiera pasado mucho más tiempo del que en realidad transcurrió”
Esta explicación evoca a un capítulo de los simpsons en que bart y milhouse viajan en el tiempo y ,por una mala manipulación del artefacto que lograba esos viajes, se quedan atascados en un período de 30 años hasta que consiguen arreglarlo y regresar a las vidas normales con los cuerpos envejecidos. Demasiada ciencia ficción, podrán pensar, pero miren bien y van a ver a una generación de niños envejecidos a los que se les está yendo de la mano “de qué va” el mundo.


Alguien podría cuestionar lo que planteo arriba al recordarme que los adultos de más de 30 también tuvieron que experimentar este cambio tecnológico, lo que por un lado es cierto, pero por otro no, ya que ellos nacieron y desarrollaron su infancia y adolescencia en un entorno con tecnología obsoleta que no se parecía en nada a la que se utiliza hoy en día y, según cuáles sean sus ocupaciones, la mayoría no habrá tenido siquiera que apropiarse de esa tecnología para insertarse en el mercado laboral. Al menos, no de manera exhaustiva como se espera en los de nuestra generación.
Metafóricamente, los chicos de los 90 estamos arriba de una caminadora que al principio podíamos manejar con simples pasos de caminata y súbitamente nos exige correr para no quedarnos afuera del sistema. Los adultos por encima de 30 nunca se subieron a la caminadora y los millennials no la usan porque no necesitan el entrenamiento.
I know that feel, bro. Crédito.
¿Estoy diciendo que somos unos ineptos en cuanto a tecnología se refiere? En absoluto (bueno, quizás yo sí un poquito, porque siempre tengo una lucha con el decodificador de la tv). Podemos llegar a ser muy buenos, pero nunca como un millennial, ellos piensan en idioma tecnológico, nosotros no, sabemos que hubo un “antes” y lo experimentamos en nuestra infancia.
También está la otra cuestión, los chicos de los 90 nos sentimos “embaucados” por el futuro. Muchos de los avances tecnológicos que plantearon las películas de ciencia ficción a lo largo del siglo XX vaticinando lo que sería la llegada del nuevo milenio fueron desaciertos ¿Quién no recuerda los viajes galácticos de  Los Supersónicos o la patineta voladora de Volver al futuro? Still waiting…
Aunque sí es posible comprar terrenos en la luna y de seguro en la clandestinidad algún geniecillo de yanquiladia habrá inventado algo parecido a un jetpack, lo cierto es que estas pequeñeces de nada afectan nuestra cotidianeidad actual. 
Habilitando este skateboard, please.

Luego de leer un texto de Hosbawm  mi compañera de facultad llegó a una conclusión devastadora “Yo lo que veo es que los autos siguen siendo casi iguales desde que se inventaron y los teléfonos cambiaron hasta ser todo menos teléfonos”. Pero ¿por qué no existieron estos avances tan esperados o por qué, de existir, no se masificaron? La respuesta es simple NO CONVIENE. Imaginen un mundo en el que una persona se pueda teletransportar, o ir al trabajo en jetpack, o cruzar las fronteras con una patineta voladora –siempre que no  haya agua- ¿Cómo se regularía la vía aérea? ¿Y las inmigraciones? ¿Les convendría a las multimegaempresas que sus trabajadores tengan una libre movilidad corpórea en todo el globo? Por supuesto que NO.
Porque, en serio, si fuera conveniente, ya existirían  jet packs en las góndolas de los supermercados.
Quiero tres.
Estamos melancólicos por lo que fue y decepcionados por lo que nos dijeron que tendría que ser y no pasó.
¿Te acordás de esto?
Cuando los juguetes de Mc Donalds eran juguetes





Y no te podías perder un capítulo de estos:



O esperar llegar a tu casa para verlos a ellos
También empezaste a conocer el anime sweet anime
Quisiste ser un niño elegido

Y atraparlos ya

Mientras luchabas por el amor y la justicia

Y querías todos los atuendos de la pequeña Sakura
Bancarte alguna de estas novelas, hasta que te terminabas enganchando



 Y por casa...

Las películas clichés adolescentes



Las que podrías actuar porque sabés todos los diálogos
Vamos a jugar un juego. Se llama "¿Existe Dios?

Yo soy grande, tú pequeña. Yo estoy y tu estás mal. Y no vas a poder cambiarlo.

Hasta la vista

Eso significa que... somos hermanas
Bebé Bú


Aprendimos a dar nuestro primer beso.
Bueno, esto no es todo, amigos. Próximamente profundizaré aspecto por aspecto. Esto fue sólo un pantallazo preliminar. Pero para las nostálgicos de mi generación he aquí un mensaje: No están solos.

Para finalizar, un regalito de nuestro viejo amigo Internet Explorar (old but good)
Enlaces de interés:
Between nostalgias
Hey 90s kids youre old coping with the new generation gap
 

 

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